17.5.02

El otro día veía en la TV a los hámsters suicidas de no recuerdo donde diablos, esos que corren a un precipicio y saltan para acabar con su vida… ese grotesco e ilógico acontecimiento ocurre anualmente… ese tipo de cosas me hacen reflexionar y digo: la naturaleza esta frita.

Hay tantas personas que dicen “Coño, que ladilla todo esto…”, ¿Es que no se han dado cuenta?, Hagan la siguiente prueba: Cuenten cuantas veces al día dicen la frase: “¡Que ladilla!”, ¿Acaso esos hámster dirán lo mismo?, Imagino que pesaran: “¡Verga que arrecho!, este año folle como un desgraciado, tengo sopotocientos hijos regados por allí, coño... y pa´ mas ñapa, esta lipa gigante de mierda que arrastro, creo que merezco morir”, y ZAZ!!!!, se lanzan por su barranco…

Hay muchísima gente que hace lo mismos que esos hámster, se buscan su propio “barranco” y se lanzan… este fenómeno se deriva de una vida realmente monótona (el que diga que nunca se ha ladillado de esta vida esta mintiendo), de una vida que nos obliga a cumplir cierto ciclo diario para poder sobrevivir, para poder tener cierto orden cronológico y predecible en nuestras vidas, ya que como seres humanos, tememos a lo desconocido y es por eso que existe el orden y el caos, nos gusta la comodidad, lo claramente delimitado…

Claro esta, el concepto de barranco no debe ser entendido como un termino fatalista, al contrario, viéndolo de manera objetiva se puede definir como una vía de escape, entonces es allí cuando entra en juego el tipo de la persona porque cada cual es distinto y por consiguiente cambia el barranco de un individuo a otro. Es de esperarse que haya gente que toma este termino con mucha seriedad y lo cumplen literalmente lo que hace que terminen compartiendo el mismo destino que esos animalitos (un minuto de silencio por los caídos, jeje).

El exceso de barrancos puede volver la vida tan o mas aburrida como lo era anteriormente. He conocido casos de gente que esta tan “esclavizada” a sus barrancos que no tiene tiempo de hacer nada mas, “¡Que ladilla!, el curso de música, no voy a ir, estoy mamado”, “Coño, que cagada, se me había olvidado el curso de hacer arbolitos de navidad inolvidables!, verga, no iré!”, esas frases son típicas en personas esclavizada en sus rutinas lo que a la final desemboca en un falso concepto de barranco, porque lo que al principio ellos consideraban como tal cosa se convierte en una caída vertiginosa a una realidad mucho mas monótona y agotadora que la de, por ejemplo, un parapléjico.

¿La conclusión de toda esta paja?... se las dejo a ustedes, llegue de la universidad hace un rato, trate de culminar esto y me di cuenta de algo: ESTOY LADILLADO, jejejeje… solo puedo decir: pobres hamsters que no tienen internet :).