6.7.03

He estado muy ocupado, mi vida ha sido una vorágine de vainas muy buenas, jeje, la uni va bien y la música perfecta. Hace semana y media grabe un tema en estudio, el primero para mi, y eso me tiene muy contento.

Ando colaborando en un colectiblog y esta es la parte de la historia que escribí yo, jeje… me encantan este tipo de historias…

El hecho de que ella arrancara mi camisa fue un detonante. ¡Dios!, creo que nunca había estado tan excitado en mi vida, aunque pensándolo bien, me siento igual con todas las prostitutas… mundo nuevo, vida nueva… otra perra mas.

La apretuje hacia mi con mucha fuerza, sentía como latía su corazón y sus pezones duros como piedras; su respiración, la mía y nuestra transpiración empezaron a empañar el vidrio del diminuto baño. No me había percatado, su aroma me parecía muy conocido. Empecé a desabrochar mi pantalón, y ella me detuvo: “Espera…”, al tiempo que salía eso de sus labios, me separaba de ella con la parsimonia que solo tiene la miel; melosa, lenta y dulce, todo al mismo tiempo. Allí tuve sentimientos encontrados. Sentí odio, porque me di cuenta que era juguetona como todas las demás y no me gusta que jueguen conmigo, ¿Acaso no creen que sea suficiente hombre?, Por qué me separaban siempre de ellas, ¿les doy asco acaso?, esos pensamientos me hacían recordar porque aborrecía tanto a las prostitutas, aman es al dinero. Sentí excitación, muchísima, por mi mente pasaron todas y cada una de mis experiencias con este tipo de mujeres, no podía esperar a acabar con ella… digo, con esto.

“Sígueme…”, dijo mientras me daba la espalda. Había algo en el ambiente que me perturbaba, era su aroma. Insisto, así no huelen las prostitutas, sentía desconfianza, pero mi necesidad de “eso” me cegaba y no coordinaba bien, tenia que proseguir. Su olor me perturbaba a tal punto que sentía que debía estar alerta, no se, era conocido para mi, pero, ¿De donde?, ¿quien es esta mujer?... Candela, recordé. Empezaron a golpear mi mente esos gritos y recuerdos que me exaltan, me asustan y me excitan. Flashes de aquella noche hicieron que me entraran unas ganas locas de arrinconarla y empezar a rasgar sus ropas, escucharla gritar, pedir perdón. Debe pagar, todas deben pagar. Sentí pesar de conciencia, ¿es ella culpable también?, al verla allí tongoneándose sentí odio, es una pérfida igual que las demás. Empecé a sentir la necesidad de que esta noche debía acabar… mientras más rápido, mejor.

Estaba distraído. En el preciso momento en que me cuestionaba si su cabello era real se volteo bruscamente y me empujo hacia la pared; “Vámonos de aquí, quiero cogerte afuera”. Coño, eso no me lo esperaba, ella no parecía ser persona de hablar así, realmente no me esperaba eso, al igual que su olor ella en si era distinta a todas las demás prostitutas, labia refinada diría yo. Al ver sus ojos me sentí identificado, una ternura inexplicable me invadió al sentir odio en su mirada, ¿Acaso otra persona se sentía como yo?, y allí me entro la paranoia, esta mujer sentía asco por mi y quería huir. Me puse nervioso y titubeé; “Bueno… pero… ¿no te gusta mi departamento?”, a lo que ella contesto casi atropellando mis palabras: “Cállate!, es solo que me excita mucho mas hacerlo al aire libre, ¿Acaso tienes miedo?, ¿tienes miedo de mi?, ja!”, esa pregunta final movió todo dentro de mi, sentí mi cabeza caliente y como se me nublaba la vista, empecé a escuchar como tosía cuando apretaba su cuello estrangulándola, en eso escuche; “¿Entonces?...” eso me saco del trance, ella se dirigía hacia la puerta, segura que no me negaría, cosa que me excito mucho; “ok, vayamos…”. Ella sentencio; “Yo escojo el lugar”

Haciendo en otro lado lo que he estado esperando toda la noche, me ahorraría una “limpieza”. Pensándolo bien, creo que la pasare mejor de lo que pensaba.