9.6.02

Observar la noche se me hace tan familiar… observar el titilar de las estrellas y descubrir el la gama de los colores de sus ases de luz: rojos, azules y amarillos, todos distintos siempre. Me encanta ir a un lugar despoblado de noche, lejos de la ciudad y observar el cielo, allí es donde realmente pueden observarse las estrellas, cuando al pupila esta totalmente dilatada y podemos explotar en todo su esplendor nuestra visión nocturna, gracias a la inexistencia de luz artificial.

La luz de las estrellas es algo que siempre me ha llamado la atención. Estrellas que quizás murieron hace miles de años y veo ahora, existían antes de mi nacimiento y existirán después de mi muerte estando ya muertas. Con eso las estrellas nos gritan que la vida y la muerte son lo mismo. Es por eso que serán las eternas musas (por lo menos las mías), porque son la magia.

Lo impresionante de las estrellas es que son materia y son luz al mismo tiempo. Todo lo que ha inventado el ser humano para complementar su yo interno como las religiones, la meditación, el estudio, la ciencia y todo lo que se les ocurra es un medio para llegar a un estado de plenitud, como aquel que tiene las estrellas que son materia y son luz. Palpen esa realidad, es mágica.

El otro día hablaba con una amiga sobre esto: ¿Cuál es la probabilidad de que hace 300 años una persona haya visto la misma estrella que veo yo ahora y haya tenido el mismo pensamiento que yo en este momento?, otra cosa que pensé es que probablemente esa estrella ya estaba muerta cuando el la vio, y yo la sigo viendo ahora, 300 años después, y pensamos en lo mismo, nuestros mismos pensamientos en épocas distintas fueron bañados por la misma luz de la misma estrella que probablemente estaba muerta. ¿Qué tal?.