30.7.02

“Mami, Dinky Winky quiere darle chuqui chuqui a Lala”, ¿quien podría desvirtuar tanto el concepto de los teletubbies que es el del amor fraternal y desinteresado hacia el prójimo y la naturaleza?, simple: un niño de 6 años. Esa expresión es una representación muy grafica de lo que es capaz de decir un carajito de 6 años.

El otro día caminaba por la calle y pude observar un acto algo jocoso pero ciertamente bizarro: 5 niños le caían a gayapa a otro porque era “marica”. Otro evento grotesco: por mi casa vive un chamo con retraso mental de 28 años (mayor que yo) al cual molestan y quitan la cartera lo cual el cuida mas que a su vida, lo vejan y humillan cuando pueden y también le caen a gayapa, cuando es época de mango, sacan los mangos verdes, los apilan en la plaza y cuando se acerca el pana le caen a mango limpio. Muchas veces me ha tocado entrometerme en dichas reyertas debido a que los gritos invaden la tranquilidad de mi hogar (que muchas veces se parece al de los teletubbies, jeje), hecho por el cual ese muchacho aparentemente sin conciencia ante los ojos de los carajitos de mi urbanización se ha hecho amigo de la casa y nos ha tomado como parte de su familia.

Dato curioso: no vivo en Campo Rojo, no vivo en Sarajevo, vivo en una urbanización bien, de gente que aparenta ser socialmente estable, ciertamente los niños que viven en mi urbanización no están expuestos a la violencia a la que por ejemplo esta expuesto un niño de una “fabela” en Brasil, o uno que viva en el 23 de Enero en Caracas, lo que me hace reflexionar: si tal grado de sadismo es capaz de desarrollarse en el seno de una “familia bien”, ¿Qué queda para el resto del mundo que ciertamente mas del 70% ya esta podrido?, definitivamente, el infierno esta aquí.

Llámenme paranoico, llámenme lo que querían, pero esa es una realidad tan caustica como tragarse un frasco de diablo rojo. Ya en Venezuela tenemos nuestros asesinos en serie, cosa que no es mas que un producto de una sociedad enferma: El caníbal de Tariba, el hombre de la Etiqueta y ajusticiamientos harto conocidos por todos son muestras del grado de degradación del ser a la que hemos llegado, esas personas que hacen eso vivieron en una Venezuela folclórica, entonces, ¿Qué les queda a los gayaperos del otro día?, ¿Qué les queda a los “niños bien” de por mi casa?, ¿Qué el queda al chamo “marica”?, ¿Qué le queda al chamo retrasado de por mi casa?, no les queda mas que ser ejemplos en micro de lo que será el futuro: La supervivencia del fuerte sobre el débil, ciclo que ciertamente se ha venido cumpliendo pero con un factor cada vez mas presente: una violencia mas que primaria que inevitablemente evoca recuerdos de lo que veíamos en los libros que cuando chamitos nos explicaban con dibujitos sobre como era la prehistoria.

Nuestra generación de relevo esta conformada por futuros púberes caníbales, amantes de la carne enlatada. Amantes de la degradación. Me asombra sobremanera la forma de ser casi generalizada de los niños actualmente, son déspotas, crueles y hasta calculadores. Solo me queda tener fe en que mis hijos no me golpearan.